viernes, 3 de mayo de 2013
(Espero que tal vez pueda ser de
ayuda un poco de mi historia, no fue fácil escribir esto y menos publicarlo
pero yo confió que tal vez a alguien le pueda ayudar)
Yo soy hijo y siervo de Dios pero entender esto no fue
fácil, yo me considere muchas cosas antes de entender quien era.
-De pequeño fui el hijo del pastor.
Tenía que sentarme y comportárteme bien, tenía que
estar viajando a distintas iglesias y conociendo a mucha gente.
Pero una ves hice un viaje más largo de lo normal,
Dios nos llamo a ir a España y prácticamente ahí empieza mi historia.
-De los 6 a los 12 fui el torpe.
Lo recuerdo bien, estaba en una tienda y como el
típico niño estaba distraído jugando con mi imaginación, me separe un poco de
mis padres y entonces paso, de repente estaba en suelo llorando, me dolía
muchísimo la rodillas. A medida que paso el tiempo mis caídas y mi dolor en las
rodillas aumento, resulto que mis rodillas tenían un problema que me provocaba
las caídas y ese dolor tan desagrádale. Así que durante estos años pasaron
varias cosas. Una fue que desarrolle un cierto rencor hacia los doctores pues
cada vez que íbamos a uno me daba una noticia peor que la anterior, y la otra
cosa fue que hubo momentos de mi vida que aunque parecía una tontería yo quería
quedarme en el suelo y no levantarme jamás pues me caía tantas veces o también
mis compañeros me provocaban mis caídas que yo ya estaba cansado de ese dolor
tan desagrádale y de tener siempre mis
rodillas raspadas y llenas de sangre por mis caídas, aparte que las risas de
mis compañeros no me ayudaba.
Pero esta época también tuvo sus cosas buenas pues fue
una época en la que conocía a Dios de verdad y pude disfrutar mucho de Él.
-De los 12 hasta los 15 fui el despojo.
Al sufrir tanto con mis rodillas empecé a creer que
Dios no me amaba, que no le importaba porque sino ya me hubiera sanado.
Más tarde se ofreció la oportunidad de una operación,
en ese momento pensé que mis problemas se arreglarían, pero estaba equivocado.
Fue duro perder
la movilidad de mis piernas durante tantos meses, estar limitado por una silla
de ruedas y una rehabilitación dura en la que tuve que aprender a andar de
nuevo. Todo eso era soportable en un principio. Pero luego de pasar todo eso me
dijeron que en realidad nunca estaría
bien y que tendría que hacer ejercicio toda mi vida. Me negué a aceptarlo, odie
mis rodillas, me rendí, me enoje con Dios y conmigo mismo, deje de esforzarme
en mejorar mis piernas y la escuela.
(Ahora me arrepiento y pago las consecuencias de mis actos)
Estos tres años fueron de darle la espalda a Dios, de
llorar y gritarle con rabia. Después de la operación ya no pude correr ni
saltar, realmente llegaba la noche y me dormía pensando en que Dios ya no me
amaba.
-Ahora entiendo que siempre fui su hijo
Desde hace un par de años mi relación con Dios empezó
a restablecerse y a dejar claro que El
quería algo de mí. Mi mente empezó a comprender que todo lo que paso tenía un
motivo.
Hace no mucho en un momento de oración con unos chicos
uno se me acerco y me dijo que cuando yo le gritaba a Dios y me quejaba de él y
de lo poco que me amaba El en realidad estaba a mi lado abrazándome y
cuidándome, esto cambio mi forma de ver a Dios…
________
Dios nos ama incondicionalmente y en su sabiduría el
tiene un porqué de nuestro “sufrimiento” tenemos que confiar en que todo lo que
vivimos tiene un porque, pero eso sí nunca hay que rendirse, no vale la pena.
Esta historia no tiene un gran final o no muy claro
porque esta historia es mi vida y aun queda mucho por vivir y escribir. Y no
importa lo que me depare la vida, mas caídas o mas burlas, mas lagrimas o menos
lagrimas, eso da igual lo que importa es que yo no olvide que soy hijo de Dios
y que pase lo que pase viva o muera estaré siempre seguro que mi Padre siempre
estara ahí conmigo.
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